PROPIEDADES DE LAS ALMENDRAS
La almendra es una excelente fuente de calcio y de magnesio. Una ración de 30 g cubre las necesidades diarias de magnesio del adulto del 20 al 25 % y el 10 % del calcio. Su aporte lipídico está constituido por ácidos grasos monoinsaturados a los que se reconocen virtudes protectoras cardiovasculares. Su contenido de ácido fólico (vitamina B9) es considerable: 30 g de almendras cubren el 8 % del aporte diario recomendado. Por último, la vitamina E, abundante, tiene propiedades protectoras y antienvejecimiento. También contribuye a la
protección vascular.
La almendra es el fruto seco más beneficioso para la salud humana. Casi todos los frutos secos tienen vitaminas, minerales y aceites interesantes y especiales beneficios para la salud, pero al contrario que la almendra, todos los demás son acidificantes para el organismo; la almendra en cambio es alcalinizante. Además es una fuente importante de aminoácidos y ácidos grasos esenciales, principales constituyentes celulares, y también de calcio y magnesio, minerales que al ser combinados tienen un gran poder terapéutico y depurativo.
Aún hoy día, la ciencia continua sorprendiéndose con nuevos descubrimientos sobre las almendras, nuevas propiedades terapéuticas y mayores beneficios para la salud humana. Se dice que quién coma un puñado de almendras a diario, no desarrollará nunca un cáncer. Sea cierto o no, con esas nada desdeñables propiedades es más que probable que sus beneficios para la salud sí lleguen a ese nivel y potencial terapéutico y preventivo incluso de enfermedades graves.
El aporte de Vitamina E de las almendras las convierten en un aliado fiel a la hora de proteger el organismo de los radicales libres, el envejecimiento y el estrés, además de fortalecer la piel, e incluso prevenirnos de enfermedades cutáneas o ayudarnos a superarlas. Su aporte de calcio, que proporcionalmente es uno de los mayores del espectro de alimentos de qué dispone el ser humano, convierte a la almendra en un arma para el fortalecimiento de los huesos mucho más efectiva que la leche cuyo aporte cálcico está en entredicho debido a su desequilibrada proporción de este mineral respecto al fósforo y el magnesio.
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