HISTORIA DE LA CHICHA DE JORA
La chicha de Jora nace de la casualidad. Según se cuenta, durante el reinado de Túpac Yupanqui las lluvias deterioraron los silos de maíz. Como resultado, los granos de maíz se fermentaron y dieron lugar a la malta de maíz.
El Inca, para evitar desechar el maíz, ordenó la distribución de malta para aprovecharla en forma de mote (maíz cocido en agua), pero, dadas las características organolépticas desconocidas del maíz, la terminaron desechando. Aquí es cuando se descubre: un hambriento, rebuscando en la basura, consumió la sustancia y quedó sumido en la embriaguez. Fue entonces que en el Antiguo Perú se descubrió el valor alcohólico del maíz.
La historia del Perú registra diversas bebidas que demuestran la gran variedad de recursos que usaban los antepasados para preparar sus comidas y bebidas. Entre ellas destaca la popular y tradicional chicha de jora que llegó a constituirse no sólo en una bebida nutritiva sino en elemento ritual para las ofrendas de la tierra.
Los pobladores prehispánicos consumieron chicha. Las comunidades antiguas hervían o fermentaban el agua con el fin de evitar parasitosis o enfermedades similares.
La chicha formaba parte de los rituales religiosos y se le asignaba poderes fantásticos que beneficiaban al que bebía parte de ella. Es una bebida típica del Perú y se consume en diversas regiones del Perú, como Ayacucho, Apurímac, Lambayeque, La Libertad, Puno, Huánuco, Cuzco y otras más.
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