HISTORIA DEL ALOE VERA
El Aloe vera es nativo de la zonas tropicales de Asia y África y se conoce desde
hace más de 5,000 años. También crece en muchas regiones del Mar
Mediterráneo desde tiempos muy remotos. La especie Aloe socotrina ha sido
muy popular en países árabes y se cree, procedía de la Isla Socotora, localizada
al Sur de Arabia.
Sus acentuadas propiedades medicinales y cosmetológicas se han venido
divulgando desde los tiempos de los faraones egipcios, hace alrededor de 3,000
años antes de Jesucristo. Se le atribuye a Cleopatra, Nefertiti y hasta la Reina de
Saba, el haberla empleado, entre las composiciones que formaban parte de sus
codiciados secretos de belleza.
Los médicos árabes, tanto en sus respectivos países, como en Europa, la
utilizaban con fines medicinales. En Francia, durante el siglo XVII, fue
empleada en la preparación de un medicamento llamado “Elíxir de Larga Vida”,
ya que siempre se le ha atribuído esta propiedad de prolongar los años. Similar
uso también le fue dado en Roma, donde la tenían por maravilla y querían
emplearla en todas sus composiciones.
Fue traída al Continente Americano por navegantes europeos después del
Descubrimiento, en el año 1492. Éstos la conocían por el nombre de Zabaira,
según narra el cronista español, Gonzalo Fernández de Oviedo. Como la planta
también existía en el África Occidental, con el tráfico de esclavos, en los albores
del siglo XVI, se incrementó su uso.
El nombre Sábila que usamos los hispanohablantes, proviene de la voz árabe
“Sabbara” o “Sabaira”, que quiere decir amargo. El nombre genérico “Aloe”,
empleado a nivel mundial, proviene del latín “Alŏe”, el cual también quiere
decir amargo, por el sabor acibarado de la savia de sus hojas.
De la corteza verde de sus hojas, al igual que de otras especies del mismo
género, se extrae una sustancia amarga, resinosa, de color oscuro, llamada acíbar
o aloína, empleada en la farmacopea para curar el estreñimiento crónico,
regularizar las reglas retrasadas y como purgante.
En la India se usa mucho esta planta, y la conocen por Kumari o Ghirita y crece
espontánea en la parte Sur. Al cristal (gel) de sus hojas le atribuyen propiedades
digestivas, antihelmínticas, laxantes, afrodisíacas, reconstituyente, emenagoga y
colagoga. Los nativos de ese vasto país, se frotan la frente con el gel, para
calmarse los dolores de cabeza y como refrescante del cerebro.
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