LOS ALIMENTOS A TRAVÉS DE LA HISTORIA
La alimentación es una de las funciones imprescindibles e ineludibles del ser humano para su supervivencia y, por tanto, para la conservación de la especie. A diferencia de la respiración, no es un acto reflejo o inconsciente, sino fruto de una intencionada y expresa voluntad de satisfacer la necesidad primaria fundamental para la vida; si no nos alimentamos, simplemente morimos.
Pero ¿qué diferencia hay entre nuestra alimentación actual y la de los primeros habitantes de la Tierra?
Si pensamos en el simple acto de la alimentación, indudablemente en nada, el acto sigue siendo el mismo: ingestión de sólidos y líquidos. Si consideramos únicamente lo que comemos, tampoco encontraremos gran diferencio, ya que seguimos consumiendo los productos que la naturaleza nos proporciona y aquellos que el hombre obtiene al transformarlos, permitiendo consumirlos mucho tiempo después de obtenidos. Si en cambio reflexionamos en el modo cómo conseguimos los alimentos, es entonces cuando podemos marcar líneas divisorias, porque, según coinciden todos los historiadores, la primera forma de conseguirlos dependía fundamentalmente de la caza y la recolección. Se seguía a los animales y se recogía frutos silvestres. Era el tiempo en que los hombres eran nómades y la historia los ha incorporado a la Edad de Piedra, 50.000 a. C., con un promedio de vida de 18 años.
Posteriormente, el hombre se hizo sedentario cuando descubrió la agricultura y se estableció en grupos en zonas fijas para habitar y residir. Su alimentación dejó de ser un problema del azar -encontrar animales o frutos silvestres-, para convertirse en un asunto más refinado. Es decir, alimentarse dependía de la preparación de ¡os alimentos, constituyendo esta la segunda diferencia con la alimentación de los primeros habitantes. La ingestión cruda de carnes y vegetales cedió paso a la cocción, producto del descubrimiento del fuego y, con él, a una mejor preparación de sus alimentos.
A medida que el hombre comprendía el medio en el que vivía, fue asociando una serie de factores que le permitieron entender la importancia de lo que consumía. La salud se asoció con una correcta alimentación y los alimentos en muchos casos fueron utilizados con fines terapéuticos; a través de dietas adecuadas. Este fue el periodo naturalista del esbozo histórico que estamos haciendo y que dura hasta aproximadamente el siglo XVIII. Entonces, e¡ promedio de vida aumenta a 37 años.
La etapa siguiente, relacionada con el periodo químico, ya no es la intuición la que guía el interés por conocer los alimentos, sino la ciencia la que lleva a identificar sus componentes, interés que deriva del descubrimiento de vitaminas, minerales, carbohidratos, lípidos y proteínas, principales nutrientes de los alimentos.
Un avance significativo ocurre cuando se aplica la ciencia a la conservación y mejoramiento de los alimentos, que tuvo sus orígenes en el interés de Napoleón, quien -expandiendo sus conquistas militares- necesitaba garantizar la alimentación de sus tropas para las largas campañas emprendidos. La conservación de los alimentos era vital para ello. Es el periodo tecnológico. A inicios del siglo XIX el promedio de vida aumenta a 66 años.
En el momento actual nos asombra la capacidad del hombre para modificar el alimento, con manipulaciones y transformaciones genéticas, surgiendo los alimentos transgénicos, que dan origen, en esta corta historia, a la cuarta y última etapa, en que el hombre convive con ella, a la que se denomina periodo legalista, que ampara lo que se denomina la propiedad intelectual de quienes -alterando el orden natural- se adentran en el núcleo y la sustancia de la creación, modifican códigos y estructuras originales. Es el periodo biotecnológico, liderado por laboratorios y centros de investigación con gran financiamiento. El periodo de vida aumenta a 75 años. Toda la historia del hombre, su superación, sus conquistas y sus grandes culturas, están ligadas a la alimentación, con el avance científico y tecnológico. Se han modificado estilos y calidad de vida. El hombre ha pasado de ser un nómada recolector de alimentos silvestres, en los tiempos prehistóricos, aun nómada recolector de comida delivery, en los tiempos contemporáneos.
Hoy nuestras vidas giran alrededor de seleccionar los mejores alimentos, conseguir con ellos la mejor nutrición, desarrollando una correcta y suficiente actividad física, augurando en un futuro que el promedio de vida supere los 90 años, pero con una calidad de vida insuperable.
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